BIENVENID@S AL SITIO DE CONSTRUYET-OAXACA

Construye T, es un programa que tiene como objetivo construir comunidades educativas que favorezcan la inclusión, equidad y participación democrática de las y los jóvenes y padres de familia, así como el desarrollo de las competencias individuales y sociales para prevenir los factores de riesgo que enfrentan los estudiantes. Para navegar en el portal Construye T selecciona la entidad federativa en donde vives, la escuela y el grupo de la comunidad educativa a la que pertenece.

ÁMBITO DE TRABAJO

Dimensiones
Para abarcar el universo de trabajo del Programa se definieron seis dimensiones, que representan ámbitos donde Construye T pretende incidir y cubren las situaciones de riesgo y los elementos de protección definidos como relevantes.

Esto parte del reconocimiento de que el proceso de cambio que Construye T propicia debe producirse dentro del mismo entramado social en el que se presentan las situaciones de riesgo y se encuentran los recursos que pueden fortalecerse para hacerles frente. Así, el cambio que se promueve no puede dirigirse a modificar un hilo de la trama, separando un problema y focalizándose en el mismo, sino reconstruir todo el entramado, desde una nueva postura hacia sí mismo, la relación con los pares y con la comunidad educativa, así como con la sociedad en su conjunto.
Se reconoce, entonces, la integración de cada elemento, cada dimensión y subdimensión del Programa, con todas las demás, de manera de que al propugnar por una Cultura de paz, se está interviniendo en el Ambiente escolar, a la par que contribuyendo a la profundización del Conocimiento de sí mismo y la construcción de un Proyecto de vida satisfactorio para sí y la comunidad.
Así, cada dimensión sirve de eje para organizar las acciones desarrolladas; y al mismo tiempo cada actividad ve potencializado su impacto al conjuntarse con las demás, pudiéndose evidenciar resultados significativos, siempre que se integre, coherente y coordinadamente, en un proceso emprendido y compartido por toda la comunidad educativa en forma reflexiva y consciente.
Pero los beneficios obtenidos en este proceso no repercuten únicamente en el desarrollo integral de las y los jóvenes, sino que también se constituyen en un elemento sustancial de mayor apego a la escuela y, por ende, reducción de la deserción en cada escuela y encauza acciones transversales en el conjunto del currículum, que se enmarcan en la RIEMS, en cuanto al desarrollo de las competencias.
            Las dimensiones y subdimensiones desde las que se trabajan son:
·        Conocimiento de sí mismo
·        Vida saludable
o   Consumo y salud
o   Consumo de sustancias adictivas
o   Sexualidad
·        Escuela y familia
o   Ambiente escolar
o   Familia
·        Cultura de paz
·        Proyecto de vida
·        Participación juvenil

Conocimiento de sí mismo
Objetivo
Estimular la creatividad a través de espacios de reflexión individual y grupal que contribuyan a que las y los jóvenes se ejerciten en el autoconocimiento, la aceptación de sí mismos y la autoprotección, como vía para reconocer y expresar el mundo interior y para construir su personalidad y autorrealización, en favor propio y de la comunidad.

El conocimiento de sí mismo abre una variedad de caminos por los que puede abordarse la expresión y el fortalecimiento del mundo interior juvenil, propiciando la resignificación de la vida en el aula, al abrir espacios para que las y los estudiantes tengan la posibilidad de practicar ser ellos mismos, puedan explorar sus capacidades y ejercitarse en el manejo de sus recursos personales.

Esta tarea, no obstante, ha de enriquecerse con el entusiasmo, sensibilidad e inventiva del educador que vive el reto de entender y apreciar la diversidad que implica trabajar con seres humanos en formación. Se conforma, así, como un motivador, un disparador de la imaginación que propicia alternativas gustosas, vitales, originales, manteniendo abierto el diálogo con sus educandos. Todo ello facilita que las y los jóvenes se incorporen con éxito a la vida adulta, con autonomía, en el ejercicio pleno de sus potencialidades y en armonía con el entorno.

            Se ilumina, en el aula, el acceso al proceso creativo, a través del cual el mundo adquiere un sentido personal, pues se alcanza una relación afectiva con él. Por ello, facilitar la actitud creativa del educando significa motivar a que se desarrolle una relación con el mundo plena de curiosidad, asombro, indagación, espontaneidad, apertura intelectual y afectiva, con seguridad en sí mismo, tolerancia a la frustración y conciencia de los valores.

Pero hay que tomar en cuenta que, aún cuando la creatividad es una capacidad propia de todos los seres humanos al nacer, es una aptitud que debe desarrollarse con la práctica y, como tal, hay que ejercitarla con estrategias, métodos y materiales adecuados.

Construye T propone que se tome en cuenta en el aula el mundo interior del educando, y también el del propio educador, como una alternativa sólida para la protección de riesgos; sobre todo si se piensa que el riesgo mayor es aquel que confina al individuo a renunciar a ser él mismo, lo que puede llevarlo al desamparo, a perder la esperanza, el sentido de la propia existencia y buscar atentar, entonces, contra sí mismo, destruirse en consumos adictivos, en la violencia, enajenación, asumiendo riesgos extremos que lo alejan cada vez más de una vida plena.

Esta dimensión permite concentrar acciones de desarrollo de la capacidad creativa y de expresión, a través del juego, la creación plástica y poética, que movilizan la forma de considerar el entorno y el sí mismo, permitiendo reconocer recursos que pueden servir para convertirse en construcciones de la propia vida e inciden en la formación de la identidad individual y la colectiva.

Vida saludable
Objetivo
Fortalecer los recursos y elementos individuales y sociales de protección para promover la salud y obtener una mejor calidad de vida.

Definiciones recientes de la salud[1] la describen como una dinámica de búsqueda permanente del completo bienestar, en la que confluyen factores biológicos, psíquicos, espirituales, sociales y culturales. Por lo mismo, la búsqueda de una vida saludable implica una proceso constante que pretende la obtención de mejores niveles de calidad de vida en todos los ámbitos, a través de enfrentar y superar las situaciones de riesgo; y fortalecer los recursos protectores.

            Así, la salud se refiere no sólo a elementos fisiológicos o psíquicos individuales, sino también al desarrollo de ambientes saludables, de una relación benéfica del individuo y la comunidad con el contexto, e incluye como elementos básicos la interdisciplinariedad, la autogestión y el auto cuidado; y el fortalecimiento de redes de apoyo. Este énfasis en los elementos, capacidades y recursos que pueden utilizarse para elevar la salud no equivale a olvidar la atención de las enfermedades o la eliminación de los factores de riesgo, que deben ser enfrentados. Tampoco significa cargar al individuo con la responsabilidad exclusiva de alcanzar su propia salud, sin recibir ningún apoyo; sino que equivale a poner el acento en la generación de ese ambiente que propicie el bienestar al que se aspira.
            La misma amplitud de elementos que confluyen en esta dimensión hizo necesario destacar dentro de ella tres subdimensiones:
·                    Consumo y salud,
·                    Sexualidad responsable y
·                    Consumo de sustancias adictivas.

Vida saludable. Consumo y Salud
Objetivo:
Promover esquemas de salud integral en personas y ambientes, propiciando la mejora de hábitos alimentarios para los miembros de la comunidad educativa, especialmente las y los estudiantes.

Como acabamos de considerar, en la salud, así como en la enfermedad confluyen diversos factores que se relacionan con la conducta, el ambiente y el estilo de vida, que involucran elementos biológicos, socioeconómicos y culturales. Por eso afirman Frankish et al (2000): “Definimos la salud como la capacidad de las personas para adaptarse y responder a los retos y cambios de la vida, o para controlarlos.”[2] Concebida de esta forma, la salud abarcaría todas las esferas de la vida individual, familiar y social, y su búsqueda y mantenimiento se convierten en un factor determinante para el sujeto y su comunidad, no sólo cuando se presenta o se prevé la aparición de un problema.

La salud implica, entonces, una búsqueda permanente por parte del individuo y la comunidad, ya que siempre será necesario propiciar mejores condiciones de vida, ambientes más saludables, en lo ecológico, cultural y social. Por ello, en Construye T, esta subdimensión abarca acciones que tienden a elevar la salud, y no se circunscriben a solucionar un problema delimitable o conductas individuales, sino que intentan abarcar el ambiente específico de la comunidad educativa, los intereses, necesidades, recursos y expectativas, adaptando permanentemente el desarrollo de las actividades a la situación específica de la escuela. Asimismo, las acciones destacan el aprovechamiento consciente y el reciclaje de los recursos. Las medidas planteadas dan especial importancia al fortalecimiento de la protección, aun si no descuidan el enfrentamiento de los factores de riesgo.
Por eso, a través de esta Subdimensión se propicia una reflexión acerca de lo que representa el consumo en la sociedad actual, en la que sin darnos tiempo de conocer nuestras potencialidades y mundo interior, percibimos la necesidad de depender de algo, de heterodeterminación, de perderse en algo, de percibir algo diferente, de codearnos con el peligro, de llegar al límite, a través de la fórmula que cada quien haya experimentado como la más accesible, placentera o aceptada en su grupo social: las compras, la pantalla de la computadora, la telenovela, el juego de azar. Como también afirma F. Jameson: "Para una cultura adictiva como la nuestra parece conveniente sugerir que no resulta fácil fantasear que somos libres de nuestras adicciones presentes, o imaginar un mundo sin los estímulos que lo hacen vivible para nosotros."[3]

Esta búsqueda de un referente externo como solución, la observamos también en cuanto a la baja tolerancia al dolor, el tedio, la frustración que llevan a buscar inmediatamente algo para solucionar el mínimo desconfort, o la perspectiva de llegar a padecerlo. Así el sujeto se rodea de los estímulos que puede provocar mecánicamente con la ingestión de algo, o la reiteración de algún tipo de comportamiento, contribuyendo de esta forma a cortar con la realidad, en lugar de intentar modificarla.
          Estamos refiriéndonos, entonces, a los elementos que actúan sobre y ejercen influencia en los comportamientos individuales y de grupo y tienen que ver con las decisiones acerca del consumo, las cuales aún matizadas por las cada vez más notorias diferencias en las posibilidades de acceso de los distintos grupos de población, se llevan a cabo en repertorios ampliados de una gran variedad de productos.

            Por lo mismo, el Programa pretende sensibilizar a la comunidad educativa acerca de los elementos que rigen la selección de productos –materiales e imaginarios- cuyo consumo tiene relación directa con el bienestar y la calidad de vida personal y social. Se da especial importancia a la alimentación, propiciando la reflexión acerca de cómo se compone la dieta cotidiana; pero también se señalan oras formas de consumo, que pueden limitar o potencializar el desarrollo personal, como la utilización de medios de comunicación e Internet, la intervención en ejercicios físicos o deportes y la preocupación por la imagen corporal o la moda.





Vida saludable. Abuso de sustancias adictivas
Objetivo
Construir espacios de seguridad en el contexto escolar-familiar-comunitario, favoreciendo la generación de un diálogo constante, en el que las y los estudiantes puedan expresar sus intereses y proyectos; y manejar los riesgos más comunes que se encuentran en el ámbito escolar y sus comunidades de vida, como el consumo y distribución de sustancias legales e ilegales.

El abuso en el consumo de drogas es considerado un problema de salud pública en nuestro país. Los datos que arroja la Encuesta Nacional de Adicciones 2008[4] muestran que ha continuado la tendencia de crecimiento y diversificación, sobre todo en la población juvenil. En los últimos seis años hubo un incremento del 50% en las personas adictas a alguna droga ilegal y creció 30% la cifra de quienes alguna vez las han consumido.

La Encuesta muestra, asimismo, que los adolescentes de entre 12 y 17 años tienen 68 veces más probabilidad de consumir mariguana cuando están expuestos a ella que quienes han alcanzado la mayoría de edad. Otro dato, por demás significativo, es el referente a la población femenina de entre 12 y 25 años de edad, entre la cual la dependencia a la cocaína y drogas de diseño aumentó seis veces en esos seis años.

Este crecimiento en el consumo se encuentra, al parecer, estrechamente relacionado con la disponibilidad y la reducción de los costos de las sustancias, siendo los jóvenes la población más vulnerable, sobre todo si se considera el dato más inquietante de la Encuesta: la escuela es el principal espacio de exposición a las drogas en la población de 12 a 25 años de edad (82 por ciento de los casos). Lo anterior plantea un gran reto en la atención preventiva y/o curativa, especialmente en aquellos lugares que, social y tradicionalmente, se han considerado como espacios protectores y de seguridad.

El Programa Construye T reconoce la gravedad y complejidad del problema y en consecuencia ha planteado, en la dimensión de Vida saludable, la subdimensión de Abuso de sustancias adictivas que atiende, específicamente, la necesidad de actuar en los planteles de educación media superior, con el propósito de coadyuvar con los esfuerzos que instituciones, organizaciones de la sociedad civil y las escuelas mismas han emprendido para ofrecer una respuesta organizada a esta problemática.

En este abordaje se tiene en cuenta lo que la evidencia científica ha demostrado, en cuanto a que, para incidir preventivamente, es preciso algo más que la transmisión de información. En efecto, aun si puede elevarse el conocimiento acerca de las sustancias y sus efectos, si los datos difundidos son actualizados y adecuados a los intereses de las y los jóvenes, no se logra modificar actitudes ni comportamientos de consumo. Se requiere, entonces, de un modelo integral, como el que ofrece Construye T, en el que la reflexión, el análisis, la participación en talleres y actividades, promueve el desarrollo de nuevas competencias y el reconocimiento de capacidades en las que fincar un proyecto de vida que incluya la búsqueda de una vida saludable y el bienestar de la comunidad, sin consumo de sustancias adictivas.

Este Programa pretende, asimismo, hacer conscientes las percepciones y representaciones acerca del consumo de drogas y de otros productos, que se enmarcan en lo que la misma sociedad propicia en cuanto a la búsqueda de elementos externos al mundo personal para sentirse bien, relajarse o poder disfrutar de una reunión familiar o con amigos.


Vida saludable. Sexualidad
Objetivo
Promover una concepción integral de la sexualidad, a partir del reconocimiento de las diferentes realidades en las que viven las y los jóvenes en el país, por medio del desarrollo de habilidades que permitan, con una actitud de respeto, tolerancia, igualdad, equidad de género y aprecio por la diversidad, una vida sexual responsable, saludable y plena.

En nuestros días resulta indispensable crear todas las condiciones para que tanto docentes como madres y padres de familia cuenten con la información necesaria y adecuada, que brinde a las y los jóvenes los elementos necesarios para vivir su sexualidad como un derecho humano.

La educación de la sexualidad ayuda a las y los estudiantes a sentirse mejor respecto a su cuerpo y el de las y los demás, aumenta su seguridad, confianza y autoestima en las relaciones interpersonales. De igual manera, hablar abiertamente sobre sexualidad contribuye a fortalecer la comunicación entre jóvenes quienes pueden lograr experimentar relaciones más equitativas y solidarias. Una educación sexual sustentada en el respeto puede garantizar un mayor acercamiento y enriquecimiento entre madres, padres, hijas e hijos o entre estudiantes.

En síntesis, la educación de la sexualidad debe permitir a las y los adolescentes y jóvenes contar con capacidades para decidir de manera informada y responsable cómo cuidar su cuerpo, cuándo iniciar las relaciones sexuales, cómo negociar el tener o no tenerlas, cómo reaccionar a la presión social, cómo establecer relaciones equitativas de género, cómo y cuándo hacer uso de los métodos anticonceptivos, cómo protegerse de las infecciones de transmisión sexual, entre otros aspectos de su vida sexual.

Para lograr este tipo de educación sexual es indispensable informarse, pedir la asesoría adecuada, buscar la bibliografía y la capacitación necesaria que proporcione los elementos suficientes para brindar a las y los adolescentes y jóvenes la orientación que les permita construir una sexualidad más libre, responsable y feliz.

Construye T ofrece una estrategia integral de educación de la sexualidad, trabajándola directamente en los espacios de educación media superior, a favor de que los ambientes de aprendizaje sean espacios en los que la juventud pueda buscar y obtener información y formación sensible, científica, actualizada y acorde con su contexto. Espacios que les den seguridad para responder a sus inquietudes y dudas; y que les permitan desarrollar habilidades que les lleven a tomar decisiones sobre su vida sexual, sin riesgos.


Escuela y familia
Objetivo
Coadyuvar a la construcción de una convivencia sana entre adultos y jóvenes, en la escuela y la familia, generando espacios de diálogo y de interacción entre todos los actores que conforman la comunidad educativa.
En esta dimensión se ponen de relieve las vinculaciones que existen entre jóvenes y adultos y cómo éstas pueden ofrecer el marco de protección, apoyo y afecto que todos requerimos para desenvolvernos de manera satisfactoria.
            En efecto, los estudios acerca de los elementos de protección que permiten desarrollar resiliencia en la niñez y la adolescencia, indican que un elemento indispensable es contar con un marco de apoyo, que puede derivar de la interrelación favorable con la familia, pero también provenir de otras instancias socializadoras, entre las que destaca la escuela.
            Adicionalmente, a la vez que se motiva la participación de las familias, se contribuye a que las y los jóvenes aprendan a relacionarse con el mundo adulto y a obtener más elementos para la construcción su proyecto de vida. A esto se suman las acciones que se llevan a cabo con los adultos, tanto docentes como familiares de las y los estudiantes, para que fortalezcan su propio proceso de desarrollo, de manera de que brinden un marco adecuado a lo que se propone realizar en la escuela.
            Esta dimensión incluye dos subdimensiones:
·        Ambiente escolar y
·        Familia

Escuela y familia. Ambiente escolar
Objetivo
Resignificar el espacio escolar, reconociendo la relevancia de la perspectiva y cultura juveniles y fortaleciéndolo como un soporte para promover aprendizajes significativos y estilos de vida saludables, así como prevenir situaciones de riesgo en las y los jóvenes, formándolos en el ejercicio de sus derechos.

El ambiente escolar, ese medio en el que se desenvuelve la comunidad educativa y que, a la vez, es generado por ella, no sólo influye sino que, a veces, determina los acontecimientos que tienen lugar al interior de la escuela. En ésta se presenta una gran diversidad de escenarios que se articulan entre sí, dando lugar a ámbitos complejos que hay que tener en cuenta para comprender los procesos que acontecen entre las personas que allí conviven.

Así, el centro educativo se configura como una compleja red de relaciones entre diversos grupos que actúan a distinto nivel e inciden entre sí, manteniendo sistemas dominados por una lógica interna. Puede parecer que tales relaciones se fundamentan en las reglamentaciones escolares, pero con frecuencia inciden con mayor peso las normas no escritas que gobiernan las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa: qué se supone que cada grupo de estudiantes, docentes, administrativos, directivos, considera que es su papel y cómo espera que sean sus interacciones. El tono o tipo de relaciones se mantiene con frecuencia por inercia, porque es lo que se está acostumbrado a hacer, aun si pueden no resultar satisfactorias.

Por eso, para generar un proceso de cambio que arroje una luz y una mirada diferente sobre lo que representa la escuela, como marco de pertenencia, aprendizaje y apoyo de jóvenes, en especial, pero también de las y los adultos, se requiere de un programa que actúe a la vez como detonador y garante de ese proceso. Eso sería lo que Construye T propone, al incidir en el ambiente escolar.

Para ello, será necesario reconocer nuevos espacios y formas de encuentro entre los actores de la comunidad educativa, que generen formas de convivencia saludables, efectivas, en las que, a partir de nuevas estrategias de formación, se logre el desarrollo de las competencias que las y los jóvenes requieren para la construcción de su identidad y la conformación de su proyecto de vida.


Escuela y familia. Familia
Objetivo
Fortalecer vínculos familiares satisfactorios de las y los jóvenes como factor de protección en su desarrollo personal y social que, desde una perspectiva de derechos y equidad de género, lleve a la comprensión del ciclo vital de la familia y el inicio de la familia propia por parte de las nuevas parejas; brindando elementos para la construcción del proyecto de vida familiar.

Todos coinciden en la importancia que tiene la familia en el desarrollo de las personas. La familia es el primer grupo al que pertenece el individuo y es la que se encarga de satisfacer las necesidades propias del ser humano. Ella proporciona protección, identidad, pertenencia y permite desenvolverse en la sociedad. Transmite los valores y la cultura de la comunidad, educando a la persona para formar parte de ella. En la familia se entablan relaciones de afecto significativas que permiten experimentar sentimientos de amor y solidaridad.

La familia juega un papel importante en todas las etapas de la vida, desde que el individuo nace hasta que muere, pero particularmente en la infancia, debido a la necesidad de protección y cuidado, así como por el proceso de desarrollo.

En la adolescencia su tarea fundamental es contribuir al proceso de incorporación de las normas sociales, es decir, a la socialización. Por lo que se refiere a la juventud, el rol de la familia es ayudar a la construcción del proyecto de vida y a la protección ante situaciones de riesgo.

La situación de las y los jóvenes que cursan la educación media superior puede ser muy variable en cuanto a la composición familiar y la dinámica de las relaciones familiares que experimentan. Algunos formarán parte de su familia de origen, aún como hijos; otros quizá ya iniciaron la creación de su propia familia al formalizar una relación de pareja; y habrá quienes ya son padres. En algunos casos la situación familiar será constructiva y producirá sentimientos de satisfacción pero, en otros, por diversas circunstancias la situación familiar puede producir sentimientos de insatisfacción y sufrimiento en diversos grados.

Las y los jóvenes reconocen el valor que la familia tiene en su vida, pues de ella reciben apoyo y afecto; asimismo, saben que cuentan con ella en cualquier situación difícil, inclusive desean formar su propia familia. Son las y los jóvenes quienes protagonizan los cambios que están viviendo las familias actualmente, y aun cuando es cierto que no existe una escuela que enseñe cómo entablar relaciones de pareja, paternidad, filiación o fraternidad, todos, de alguna forma, se relacionan con base en lo que la propia experiencia y la cultura proporcionan.

Por eso, en el Programa Construye T este tema debe entenderse de forma transversal, ya que se relaciona con todos los otros que lo conforman; así se puede hablar de proyecto de vida y familia, prevención de las adicciones y familia, violencia y familia.

En este Programa se considera imprescindible ofrecer espacios de participación, reflexión y discusión en torno a la vida familiar, pero no sólo con las y los jóvenes sino con las propias familias ya que ellas forman parte importante de la comunidad educativa.


Cultura de paz y no violencia
Objetivo
Favorecer en las escuelas ambientes de convivencia en los que se construyan relaciones no violentas, mediante una mejor comprensión de los mundos de vida juveniles y el reconocimiento de los mecanismos mediante los cuales se construye la violencia y se vulnera a las y los jóvenes, estableciendo estrategias para prevenirla y erradicarla.

Los y las jóvenes viven hoy en contextos totalmente distintos a los de sus padres y maestros, inmersos en cambios económicos, sociales y culturales, expuestos a diversas influencias. Esto los coloca ante oportunidades y problemas nuevos.

La relación juventud-violencia, por ejemplo forma parte de las construcciones desde las cuáles las sociedades actuales se relacionan con los mundos de vida juveniles, en donde las instituciones establecen una relación mediada por los temores y la desconfianza, reforzando así, sin pretenderlo, la vinculación de los jóvenes con fenómenos sociales como el consumo de drogas y las conductas agresivas o delictivas.

Así por ejemplo, las instituciones educativas se dirigen a los jóvenes con una gran ambigüedad, debatiéndose entre una visión altamente optimista respecto a su papel en la llamada sociedad del conocimiento y una gran carga de prejuicios, miedos y angustias ante la dificultad de comprender y dialogar con las nuevas generaciones, inmersas en contextos culturales cambiantes, sujetas a una gran diversidad de influencias que sienten que escapan al control de los adultos.

Estamos ante la constitución de nuevas subjetividades en las y los jóvenes, en las cuales los medios electrónicos juegan un papel central, los saberes son cuestionados y puestos a prueba, la estabilidad de las posiciones y de ubicación en los procesos económicos y laborales cambia, las seguridades caducan y sobrevienen nuevos procesos culturales. La violencia pareciera ser un componente estructural de las sociedades actuales, cuyas dinámicas profundas y modalidades necesitan ser comprendidas por los maestros y padres de familia, como condición para fortalecer su rol educador de cara a la situación de vulnerabilidad social en la que vive un sector importante de las y los jóvenes, así como para generar nuevas formas de relación y prácticas sociales que les permitan aportar en la construcción de un imaginario no violento.

El tema de la violencia aparece cotidianamente en los medios de comunicación, en las conversaciones, en la experiencia de las y los jóvenes, especialmente los de ciertas regiones del país, y en la preocupación de los educadores. De pronto pareciera ocupar una centralidad que invisibiliza otros temas económicos, sociales y culturales. La violencia es un tópico del que se habla mucho, pero del que se investiga y se comprende muy poco, reproduciendo imágenes y temores proyectados por los ya mencionados medios de comunicación. Se llega, así, a una situación como la que señala Shakespeare en Hamlet, en donde La mejor seguridad se encuentra en el miedo. Éste va siendo parte de la vida cotidiana de nuestras sociedades, con su carga de irracionalidad y angustia.

El Programa Construye T pretende brindar elementos para que no se naturalice la violencia como un mal necesario, sino que en la comunidad educativa se construya una cultura de la no violencia, que comprende y reconoce que se trata de algo aprendido y, por tanto, puede ser erradicada, especialmente si se trabaja en generar experiencias y relaciones no violentas en la infancia y juventud.

Desde esta dimensión se proponen actividades que brindan elementos para desarrollar una cultura dentro de la escuela que promueva, no sólo la detección de los ámbitos en donde se generan actos violentos, sino la generación de las bases para encontrar soluciones y permitir la resolución pacífica de los conflictos. Para lograrlo, se tiende a fortalecer la solidaridad y la cooperación, en lugar de promover o exacerbar la competencia o polarizar las posturas y opiniones, demostrando que la violencia encubre profundos miedos ante lo diferente o lo desconocido, que es percibido como amenaza.


Construcción del Proyecto de Vida
Objetivo
Integrar a la vida académica y social las herramientas básicas relacionadas con la construcción de un proyecto de vida y planeación de futuro, ambos ligados a la percepción de sentido, lo cual permita descubrir y adoptar competencias que contribuyan al desarrollo óptimo de las y los estudiantes.

Dentro del proceso de formación integral que propicia Construye T, las y los jóvenes encuentran espacios para la elevar la percepción de sentido, de un sentido personal que proviene de la reflexión acerca del lugar del y la estudiante dentro de su grupo social y del significado de la autorrealización, todo lo cual puede facilitar la definición de la identidad personal y social.

Uno de los elementos que contribuyen a esta definición es la construcción del proyecto de vida, en el que se articulan elementos de la identidad personal con otros de lo social, dentro de una dinámica que considera pasado, presente y posibilidades para el futuro. Se genera, así, un modelo sobre lo que una persona espera o quiere ser y hacer, basado en las disposiciones que se reconocen y en las posibilidades que existen en el contexto y que definen la razón de ser como individuo, dentro de una sociedad específica.

Por eso, el desarrollo del proyecto de vida se engarza con otras dimensiones de Construye T, especialmente con la de Conocimiento de sí mismo, que propicia la autoexpresión y autodesarrollo, pero también la de Participación juvenil, que permite reconocer las relaciones con la comunidad y la sociedad, a la par que los derechos humanos y ciudadanos. Dado que, como señala D´Angelo[5]: “la construcción de proyectos de vida está vinculada a fundamentos críticos, reflexivos y orientados a la autorrealización personal en un contexto de dignidad y plenitud ciudadanas… En este sentido, la construcción del futuro personal abarca todas las esferas de la vida, desde la sentimental-amorosa, la socio-política, la cultural-recreativa, hasta la profesional.”

Entre estas esferas pueden darse contradicciones y conflictos que dificulten la definición del proyecto de vida o propician que éste presente incoherencias, que dificulten llevarlo a la práctica; lo cual puede solucionarse cuando se reconocen los obstáculos y se responde desde una reflexión cuidadosa de identidad personal y contexto. En esta reflexión se abarca lo que siente, piensa, valora el y la joven, además de cuáles son sus competencias en el presente y cuáles precisa desarrollar, incluyendo la investigación del contexto, con sus recursos, carencias y oportunidades.

Por lo mismo, el proyecto de vida recibe el apoyo de la orientación vocacional, que va más allá de la elección de una profesión y se enfoca a un horizonte más amplio en el que entra en juego toda la persona, con su historia y sus potencialidades, con sus capacidades desarrolladas y sus sueños. Para Construye T, este proceso se enmarca en el respeto a la diversidad, la inclusión, el reconocimiento de la experiencia individual y colectiva, la formación en la reflexión crítica y el impulso a la imaginación y la creatividad.

Es especialmente importante la definición de identidad, así como la percepción de sentido en momentos de crisis, en los que la incertidumbre ante el futuro, la frustración de las expectativas y metas individuales y sociales, el deterioro de las condiciones de vida y de la seguridad pueden producir estados de apatía y depresión.

Por eso, como señala Claudine Sauvin, el proyecto de vida “no se refiere a un modelo o a una norma preestablecida, sino más bien a un proceso complejo en construcción permanente por parte del individuo, quién se vuelve autor de su propia historia. Tampoco se trata del privilegio de una minoría que vive en condiciones favorables, sino que debería constituir la condición básica de una vida digna.”[6] Es preciso destacar que la definición del proyecto no supone el aislamiento del individuo, que buscaría únicamente lo mejor para sí, sino que, si cuenta con el apoyo y la referencia de una red comunitaria consistente, puede articularse a la misma, encontrando objetivos compartidos para el beneficio común.

Las actividades desarrolladas en esta dimensión contribuyen a que los y las jóvenes descubran el sentido de su vida, pero también a que reconozcan y valoren sus capacidades, sus potencialidades y desarrollen otras que les permitan hacerse dueños de su historia, comprendiendo que la vocación responde en principio a este sentido de vida o misión que cada uno descubre y que le aporta la posibilidad de la realización personal y la trascendencia.


Participación juvenil
Objetivo
Promover la construcción de ciudadanía juvenil como un factor protector contra situaciones y conductas de riesgo en las y los estudiantes, a través de su participación en actividades y proyectos que, partiendo de sus necesidades e inquietudes, favorezcan su desarrollo y la mejoría de su comunidad.

En todas las acciones del Programa Construye T, la participación activa de las y los jóvenes fortalece en ellos el desarrollo de la resiliencia y la formación de ciudadanía.

A través de actividades en distintos campos de acción como: la promoción de los derechos juveniles, la conciencia ambiental, la responsabilidad social, la ciudadanía juvenil y la seguridad pública, el Programa promueve el involucramiento de las y los jóvenes en experiencias de participación que resultan en aprendizajes significativos para su vida: mejoría de su autoestima, fortalecimiento de su sentido de pertenencia a la comunidad escolar y social, identificación de su vocación profesional, conciencia de derechos, vivencia de valores democráticos y beneficios para la comunidad escolar o la sociedad.

            Se busca propiciar la participación de las y los jóvenes en actividades escolares y extraescolares como un proceso de interacción con la comunidad, desde la familia hasta la sociedad, donde las persona aprenden a expresar sus necesidades a través del diálogo, a hacer valer sus derechos de manera respetuosa y pacífica, a cumplir con sus obligaciones personales y sociales de forma responsable, a tomar decisiones democráticamente pensando en el interés común, a colaborar con los demás para solucionar los problemas colectivos.

No cualquier acción que convoca jóvenes es participación juvenil desde el punto de vista que el programa Construye T está impulsando. Lo importante de las actividades que se promueven en la escuela a través de esta dimensión, es que formen en las y los estudiantes ciudadanía, esto es, que desarrollen su capacidad de proponer acciones que respondan a intereses, necesidades o problemas comunes o sociales, tanto de la juventud como de la comunidad educativa o de la localidad donde la escuela se inserta.
Adicionalmente, no sólo importan los resultados de estas acciones sino el proceso que se vive para producirlos, ya que éste constituye el “medio educativo”. Entonces estamos hablando de un proceso democrático, en el que las y los jóvenes aprenden o ejercitan la acción organizada con reglas democráticas, el diálogo entre “pares” y con las personas adultas, sobre todo con aquellas que reconocen como autoridad; la capacidad de generar consensos y tomar decisiones por mayoría; el compromiso para llevarlas a cabo, respetando las normas que ellas y ellos mismos se han dado; la rendición de cuentas o informe público sobre lo hecho y lo logrado. Todo esto en función de asumir y vivir valores cívicos, como el respeto a la dignidad humana, a los derechos de todas las personas, a la justicia y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres; promoviendo la valoración de sus identidades culturales y la responsabilidad social con su comunidad y con el medio ambiente.
Estas experiencias pueden ayudarles a mejorar su autoestima, a descubrir su vocación en la vida, a valorar lo que la familia les ha dado, a escoger mejor a sus amigos y amigas y a colaborar con el mundo adulto, en una palabra, a fortalecer su resiliencia. Apoyarles para que participen en acciones o proyectos, generando desde la escuela las condiciones adecuadas, es una oportunidad para ayudarles a crecer y para que las personas adultas de la comunidad educativa aprendan a confiar más en una educación centrada en el desarrollo de la autonomía y los valores democráticos.










Líneas de acción
Las dimensiones que se han descrito se cruzan con las líneas de acción del Programa, enmarcando así las actividades desarrolladas en ámbitos específicos, sin descuidar ninguno que tenga relevancia en cuanto a los objetivos. Estas líneas corresponden al esquema de desarrollo de la intervención preventiva que se integra con las labores de Construye T de la siguiente forma:

  • Prevención: que supone la instalación progresiva de un sistema que organice las acciones de fortalecimiento de competencias y aprovechamiento de recursos y permita darles seguimiento y evaluación, y en el que colabore toda la comunidad educativa. Se pone en práctica a través del desarrollo de proyectos escolares, de grupos escolares y juveniles, relacionados con los principios, objetivos y dimensiones y adecuados a la situación del plantel.
  • Formación: que implica la capacitación permanente en el Programa de todos los actores, tanto estudiantes, docentes y personal administrativo de la escuela, como familiares y miembros de la comunidad, sin descuidar a las Organizaciones de la Sociedad Civil y sus facilitadores. Se lleva a cabo a través de la impartición de Diplomados, cursos y talleres de sensibilización, capacitación y actualización sobre diferentes aspectos del programa, sus fundamentos y operaciones.
  • Protección: que genera una red en la comunidad educativa, permitiendo detectar, brindar orientación y apoyo y en su caso derivar a servicios especializados a quienes se encuentren en una situación de crisis o presenten problemas específicos. Se brinda a través de docentes y administrativos especialmente capacitados profesionalmente o que hayan recibido una instrucción específica, y el apoyo de especialistas e instituciones.

La implementación de las líneas de acción permite incidir en el clima escolar, propiciando la reducción de riesgos y el fortalecimiento de la protección al:

·        Brindar posibilidades de desarrollo permanente para la comunidad educativa
·        Reconocer y valorar las capacidades y atributos de sus miembros, especialmente de las y los estudiantes
·        Ofrecer oportunidades que estimulen la creatividad, la competencia social de ciudadanía y el compromiso de estudiantes y docentes; y
·        Vincularse con recursos que apoyen el ejercicio de sus derechos por parte de los y las estudiantes, faciliten su vinculación con el mundo laboral y les brinden seguridad y confianza para formular un proyecto de vida que les resulte satisfactorio.

Para lograrlo, es preciso que la planeación y ejecución del Programa se constituya en parte sustancial de las acciones diarias, enmarcándolas, confiriéndoles sentido y permitiendo medir y comprobar los resultados de esos esfuerzos.


Campos de intervención
Las acciones del Programa se desarrollan en diversos campos de intervención:


Formación integral de las y los estudiantes
  • Ofrece alternativas socioeducativas, fomentando el desarrollo de sus propios intereses y aficiones, propiciando la integración de las personas en situaciones de exclusión, marginación y riesgo.

  • Realiza actividades curriculares y extracurriculares, dirigidas a ofrecer una amplia gama de posibilidades en las áreas artísticas, culturales, de información, deliberación, deportivas, de cultura democrática y fomento de la convivencia. Éstas cuentan con el apoyo del Director del plantel, la participación del alumnado, los familiares, el Coordinador del Comité Construye T, como responsable del Programa en cada escuela, los y las docentes y personal administrativo.

  • Desarrolla talleres aprovechando las Tutorías y otros espacios, así como los horarios libres, para fortalecer las competencias genéricas y capacitar en la mediación y resolución pacífica de conflictos, así como para promover la reflexión y la toma de decisiones responsables acerca del ejercicio de la sexualidad y el consumo de sustancias adictivas.


Con las familias
·        Promueve la colaboración entre las familias de las y los estudiantes y el plantel educativo.

  • Brinda capacitación a través de talleres y formación en distintos eventos dirigidos a padres y otros familiares de las y los jóvenes.


Con docentes y personal administrativo
·        Promueve su participación en talleres y eventos dirigidos a fortalecer sus capacidades y recursos relacionados con los principios, objetivos y dimensiones que cubre el Programa, de manera que no sólo puedan colaborar con mayor eficacia en éste, sino que les sea útil para elevar su calidad de vida.

·        Sensibiliza acerca de la relevancia del desarrollo integral de la juventud, promoviendo la inclusión de acciones que la apoyen en todo el programa curricular.

·        Capacita acerca de la aplicación de talleres y actividades en el aula, para el fortalecimiento de las competencias genéricas y el logro de los objetivos de Construye T.
Entorno comunitario
·        Promueve la participación de las y los jóvenes en la vida social, favoreciendo la convivencia democrática, el respeto a las diferencias individuales, el fomento de la solidaridad y el rechazo a la discriminación.

·        Favorece el asociacionismo, como medio para la formación de ciudadanos autónomos, libres, responsables y comprometidos.

  • Promueve procesos de coordinación y participación de toda la comunidad educativa con los actores de la localidad en la que se encuadra el plantel, vinculándola con personas, instalaciones y servicios que puedan apoyar las actividades del Programa


































Matriz de actividades
Diversos expertos en los temas de interés para Construye T han colaborado en la integración de un repertorio de más de 250 actividades, en las que los docentes pueden basar sus proyectos, de acuerdo con los intereses, necesidades y expectativas expresados por las y los estudiantes y las prioridades que arroja el diagnóstico situacional de la escuela. Se trata de propuestas de talleres, foros, prácticas y ejercicios de expresión individual y grupal cuya mecánica de operación se explica V. Operación del Comité
            Esta matriz de actividades puede consultarse en el Anexo 3 y figura también en el portal; se va enriqueciendo con las aportaciones tanto de los expertos que brindan apoyo al Programa, como de las y los docentes, personal administrativo y estudiantes, siempre que se justifique que el propósito y fundamentación son compatibles y fortalecen el logro de los objetivos de Construye T.
            Cada una de las actividades está descrita en un Instructivo de operación, en el que consta el propósito, la preparación, una ficha técnica, la mecánica de aplicación
y la forma de darle seguimiento, lo que permite la aplicación adecuada.
Anexo 5. Propuesta de inclusión en la Matriz de actividades. Instructivo

Objetivo:
Brindar un marco para que las y los docentes enriquezcan con su creatividad y su experiencia las actividades de Construye T.

La propuesta de actividad que se presente deberá ser individual, además de:
  1. Fundamentarse en los principios de Construye T.
  2. Apoyar el logro de los objetivos de Construye T.
  3. Fortalecer aspectos relacionados con una o varias de las dimensiones del Programa.
  4. Responder a necesidades y expectativas expresadas por las y los estudiantes del plantel.

El docente analizará si cumple con los requisitos que acaban de enlistarse y enviará su actividad al Portal, para ser evaluada. En caso de ser incluida en el repertorio de actividades que cubre la Matriz, recibirá una constancia por parte del Comité editorial del portal que podrá ser presentada para concursar a estímulos docentes.

 

La actividad deberá incluir todos los puntos que se citan a continuación:


1. TÍTULO DE LA ACTIVIDAD:

2. DIMENSIÓN/Subdimensión (Incluir al menos una)
  • Conocimiento de sí mismo
  • Vida saludable/Consumo y salud
  • Vida saludable/Abuso de sustancias adictivas
  • Vida saludable/Sexualidad
  • Escuela y familia/Ambiente escolar
  • Escuela y familia/Familia
  • Cultura de paz y no violencia
  • Participación juvenil
  • Proyecto de vida

3. Área temática: (Incluir una)
  • Mi cuerpo
  • Mi mundo interior
  • Mis relaciones
  • Mi familia
  • Mi escuela
  • Mi comunidad
  • Mi futuro
  • El trabajo
  • Diversión, deporte y tiempo libre
  • El consumo y los medios

4. Plano: (Incluir uno)
Individual
Relacional
Colectivo

5. Competencia genérica (determinada por el plano, incluir al menos una)
Plano Individual:
1. Se conoce y valora a sí mismo y aborda problemas y retos teniendo en cuenta los objetivos que persigue.
2. Es sensible al arte y participa en la apreciación e interpretación de sus expresiones en distintos géneros.
3. Elige y practica estilos de vida saludable.
5. Desarrolla innovaciones y propone soluciones a problemas a partir de métodos establecidos.
7. Aprende por iniciativa e interés propio a lo largo de la vida.
Plano Relacional:
4. Escucha, interpreta y emite mensajes pertinentes en distintos contextos mediante la utilización de medios, códigos y herramientas apropiados.
8. Participa y colabora de manera efectiva en equipos diversos.
Plano Colectivo:
6. Sustenta una postura personal sobre temas de interés y relevancia general, considerando otros puntos de vista de manera crítica y reflexiva.
9. Participa con una conciencia cívica y ética en la vida de su comunidad, región, México y el mundo.
10. Mantiene una actitud respetuosa hacia la interculturalidad y la diversidad de creencias, valores, ideas y prácticas sociales.
11. Contribuye al desarrollo sustentable de manera crítica con acciones responsables.

6. Duración aproximada
Se refiere al tiempo que tardará en realizarse: minutos, sesiones, semanas…

7. Aplicable en el Proyecto escolar o en el Proyecto de grupo escolar
Se registrará un tipo de proyecto.

8. Propósito
Es el resultado o resultados que se espera obtener al finalizar la actividad. Deberá redactarse con un verbo en infinitivo (sensibilizar, promover…)

9. Preparación de la actividad
Se especifica detalladamente lo que el conductor o conductora necesita saber y tener antes de la aplicación de la actividad: revisión de información, materiales para las y los estudiantes, por ejemplo. En este punto también se informa si las y los estudiantes deberán haber realizado alguna tarea o labor previamente o asistir a la sesión con: ropa cómoda, materiales, etc.

10. Ficha técnica
En este apartado se registran los conceptos o contenidos básicos que el conductor o conductora de la actividad deberá manejar para la aplicación de la actividad y que, en algunos casos, se presentarán a las y los estudiantes. Si se utilizan textos de apoyo, es necesario poner la referencia completa de donde se obtuvo la información.

11. Mecánica de aplicación
Es la explicación detallada de como se llevará a cabo la actividad, dividida en pasos.

12. Seguimiento
Aplica para aquellas actividades que su desarrollo, evolución o resultado pueda ser medible u observable a corto o mediano plazo. También pueden anotarse alternativas para fortalecer la actividad.


[1] Organización Mundial de la Salud (1998). Review of the Constitution and Regional Arrangements of the WHO Executive Board, Ginebra, Doc. EB101/7.
[2] FRANKISH et al. (2000). La evaluación del impacto de sal salud como una herramienta para la promoción de la salud y de las políticas públicas, en Salud de la Población. Pág. 70. Washington : Healt Canada-POSOMS.
[3] JAMESON (1995). Posmodernismo y sociedad de consumo, en JAMENSON, Pág. 76. Editorial La posmodernidad. Barcelona; Kairós
[4] Encuesta Nacional de Adicciones (2008). CONADIC-SSA, México.
[5] Ovidio Dángelo (2009). Proyecto de vida como categoría básica de interpretación de la identidad individual y social. CLACSO, Buenos Aires.
[6] C. Sauvain. Un proyecto de vida para transmitir una vida de calidad. En: Magalí Daltabuit et al. Calidad de vida, salud y ambiente. UNAM, México. 2000. Pág. 194.